Estaba Ivo en la pasarela, junto mí, y charlábamos del país, absolutamente nuevo para entrambos, al que, esta vez, nos conducía el azar de nuestro destino. A la mañana siguiente debíamos desembarcar; esta esperanza nos encantaba y forjábamos mil proyectos.
—Yo —le decía—, en cuanto llegue, me caso…
—¡Ah! —respondía Ivo, con el aire despreocupado del hombre a
quien nada sorprende ya.
—Sí…; con una mujercita de piel amarilla, de pelo negro, de
ojos de gata.
Pierre Loti. Madama Crisantemo. Barcelona, sin fecha.