Un cazador salió un día a cazar y se encontró una grulla herida. Comparecido le curo la herida y la dejó volar. Otro día, mientras estaba en su cabaña vio llegar a un hermosa joven que le propone ayudarle en las tareas de la casa. Al poco tiempo ella le propone casarse y el cazador acepta. Pasan días felices peo son muy pobres, así que la joven le dice que se va a encerrar en el taller a tejer una tela, pero que él no debe mirar.
Al cabo de unos cuantos días ella sale con una hermosa tela blanca. Asombrado, el cazador va a venderla a la ciudad, donde le dan mucho dinero.
Feliz, el cazador regresa a la casa y le dice a su mujer : haz otra tela como esa para que podamos venderla y vivir más cómodamente.
La mujer se pone triste pero al poco tiempo se encierra en el taller para hacer una nueva tela.
Mientras tanto el cazador, que no puede reprimir su curiosidad, se asoma al taller y ve a una grulla arrancándose las plumas para tejer la tela.
Al cabo de un rato sale la mujer y le entrega la tela al marido.
-Toma, ve y véndela, pero ahora que ya me has visto en mi verdadera forma no puedo permanecer más a tu lado. Cúidate mucho.
La grulla emprende el vuelo y se pierde en el cielo.
Cuento tradicional japonés.