Alexandra David-Neel viajó por la India, Nepal, Birmania, Japón, Corea, China y el Tibet dede 1911, con 43 años, hasta abril de 1925, con 57 años, fecha en la que regresó a Europa. Realizó grandes sacrificios, viajó por las montañas a lomos de burros y yacks, fue asaltada por bandidos, vivió en monasterios budistas y llevó consigo a su hijo adoptivo, el Lama Yongden. Se pasó siete años meditando recluida en una cueva en medio de las montañas, sin ninguna compañía. Pese a todo aún regresó a China en 1937, con 69 años y permaneció allí hasta septiembre de 1946, fecha en la que volvió a Europa con 78 años. Se instaló finalmente en Digne, en Suiza, donde murió a los cien años de edad.
Durante gran parte de este tiempo, desde 1911 hasta 1941, profundas divergencias con su marido la mantuvieron lejos de Europa y cuando regresó ya no volvieron a vivir juntos.
Su viaje fue un viaje interior, como el de cualquiera otro.
Básil Gianaclis, director del GVI