Narota estaba sentado al aire libre, al lado de una fogata, en compañía de su gurú, Tilopa, cuando éste, sin pronunciar una sola palabra, se descalzó y, con una de sus sandalias, le dio un violento golpe en el rostro. Narota "vio las estrellas" y, al mismo tiempo, el sentido profundo del Camino Directo iluminó su mente.
Alexandra David-Neel. Místicos y magos del Tibet. Espasa Calpe. Madrid, 1968.