La conclusión a la que llegamos es siempre que nuestras vidas son insignificantes, pero a pesar de ello la mayor parte de las personas se niegan a aceptar la realidad y toman el camino de la significancia.
De esta manera no tardan en toparse con los hechos, puros y duros, y acaban dándose cuenta de que los significantes y los paradigmas filosóficos, ya sean epicúreos o estoicos, búdicos o tántricos, no sirven para nada.
BG, director del JERL institute.
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