Según las últimas investigaciones históricas el fin de la cultura tartésica coincide con la llegada de los cartagineses a la península, pero también con un período de enorme inestabilidad en la que una serie de pueblos indoeuropeos, que podemos asimilar como celtas, están penetrando en el territorio y avanzando por el interior de norte a sur, de tal manera que en una fecha indeterminada del siglo V a.C. entran en colisión con la cultura tartésica y provocan el fin de los asentamientos de Cancho Roano y de las Casas del Turuñuelo, en los cuales se observan ritos de hecatombes y finalmente un incendio ritual que pone fin a los asentamientos.
Todas las evidencias hacen creer que los propios tartesios abandonaron aquellos lugares y les prendieron fuego en previsión de un peligro inminente que se cernía sobre ellos.
Este peligro era evidentemente la invasión de unos nuevos pueblos, belicosos y activos, que estaban ocupando el territorio con una fuerza o una tecnología netamente superior. Esa tecnología, en el caso de los celtas es evidentemente la metalurgia del hierro, mientras que los tartesicos solamente poseían armas de bronce, como demuestra el hallazgo arqueológico de la ría de Huelva (Depósito de armas).
Estos pueblos que invaden la península están fielmente citados en la Ora Marítima de R. F. Avieno, donde se los nombra como Saefes, pueblo que tenía como animal totémico la serpiente, que probablemente portaban en sus estandartes o en sus escudos.
Estos Saefes se asentaron sobre gran parte del territorio norte, pero es probable que no hicieran importantes avances hacia el sur de la península, fundamentalmente por la aparición en esta misma época de los cartagineses, que también poseían el hierro y que pasaron a controlar el sur y este de la península.
De los informadores romanos acerca de los pobladores de la península el primero de ellos es Polibio, que estuvo en la península entre el 143–133 a.C. acompañando a Escipión Emiliano, llamado el Africano menor y que escribió un periplo a lo largo de la costa lusitana, en el cual fue citando por primera vez a los pueblos que habitaban esta parte de la península.
En la misma época Estrabón, por su parte nos cuenta comoDécimo Junio Bruto, el galaico, inicia la conquista del noroeste ibérico (138-136 a.C.) y nos refiere la leyenda del río Lethes, el río del olvido, que ellos identifican con el rio Limia.
Los habitantes del golfo ártabro sin embargo fueron los denominados ártabros y la ciudad de la Coruña fue denominada Artabrorum portum. Según Dion Casio los Brigantinos habitaban el golfo ártabro en el año 62 a.C., cuando Julio Cesar estuvo en el lugar, camino de Inglaterra.
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